Samaranch, en la despedida de los que serán los últimos Juegos de su mandato, destacó que durante Sydney 2000, “con el apoyo de las Naciones Unidas, se hizo realidad la paz olímpica, al desfilar las dos Coreas unidas en la ceremonia inaugural”.
El presidente del COI expresó que sus últimos Juegos como dirigente “no podrían haber sido mejores” y la ceremonia no hizo sino confirmarlo con un espectáculo que será recordado durante años y que concluyó con una monumental traca de 6.000 kilos de pólvora, cuyo clímax fue la explosión de los cinco anillos olímpicos colocados sobre el monumental “Puente de la Bahía”.
Los fuegos artificiales estuvieron coordinados por expertos de los cinco continentes, incluido el valenciano Ricardo Caballer como representante de Europa. Previamente, siete mil quinientas personas deleitaron a los 110.000 que abarrotaron el estadio de Australia, con un espectáculo festivo de unión de los pueblos que trató de ser también un compendio de la cultura popular australiana, en la que estuvieron presentes también las tradiciones aborígenes.
La modelo Elle McPherson, el golfista Greg Norman, el actor Paul Hogan (Cocodrilo Dundee) y el grupo pop Men at Work fueron las grandes estrellas australianas de una ceremonia, que también contó con la participación de los cantantes John Paul Young, Kylie Minogue, entre otros.
Precedida por el maratón, la ceremonia comenzó con la entrada al estadio de las banderas de los comités olímpicos nacionales, con el nadador Ian Thorpe y el jugador de balonmano Iñaki Urdangarín, como portaestandartes de Australia y España, respectivamente, seguida del desfile informal de los deportistas, que se ubicaron en el césped del estadio.
La tradición de los desfiles en la ceremonia de clausura tiene sus orígenes precisamente en Australia, ya que fue en los Juegos de Melbourne’56 cuando por primera vez se produjo una entrada en masa de los deportistas en el estadio olímpico, dando un toque informal y festivo a la despedida de las competiciones deportivas.
Los himnos y la izada de las banderas de Grecia, próxima organizadora de los Juegos, y Australia, dieron paso a los discursos de clausura del dirigente del Comité Organizador, Michael Knight, y del presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, que anunció de forma oficial los ocho integrantes de la comisión de deportistas del Comité Olímpico Internacional, entre los que destacan el jugador de waterpolo español Manuel Estiarte, el pertiguista ucraniano Sergei Bubka y el nadador ruso Alexander Popov.
Knight mostró su agradecimiento a la ciudad de Sydney, extensible a su población y en especial a los voluntarios su gran entrega durante estos Juegos. “Sydney y Australia han demostrado que estaban capacitadas para organizar estos extraordinarios Juegos”, dijo.
Uno de los momentos más emotivos fue el traspaso de la bandera olímpica por parte del alcalde de Sydney, Frank Sartor, a su homólogo de Atenas, Dimitri Avramopoulos. “Nos vemos en Atenas”, remarcó Samaranch.
La arriada de la bandera de los cinco anillos dio paso a la extinción de la llama olímpica, mientras la joven Nikky Webster, una versión infantil de Nicole Kidman, entonaba “We’ll be one”.
Acto seguido, un F-111 de las fuerzas armadas australianas, sobrevoló a baja altura el estadio y dio paso a los primeros fuegos de artificio, a las actuaciones musicales y al desfile de iconos, entre los que destacó el espectáculo de “drag queens” que representó pasajes de la película “Priscilla, la reina del desierto”, con Kylie Minogue interpretando el tema del grupo sueco Abba “Dancing Queen”.
El grupo australiano Men at Work interpretó su mundial éxito “Down Under” y Slim Dusty “Waltzing Matilda” como preludio del apoteósico e inolvidable cierre pirotécnico a los últimos Juegos del milenio.
Fuente:
terra.es